Esta colección de cartas, escritas por el pintor holandés Vincent van Gogh (1853-1890) a su hermano Théo desde 1872 hasta su muerte, publicada de manera parcial, por primera vez en el Mecure de France (1893-1895) y de manera completa hasta 1914, permite seguir el tormentoso camino espiritual del artista, la tragedia de su vida práctica, el tardío y el fatigoso madurar de su fantasía hasta la explosión de su exaltado lirismo colorista en sus últimos arios. Las primeras cartas son tranquilas y apacibles, ricas en recuerdos de lecturas, de pinturas y paisajes que datan de Londres y París, le siguen otras de Holanda y Bélgica que poco a poco van señalando la tensión de su espíritu exasperado por la lucha con la miseria y consigo mismo, en la dura y todavía infructuosa persecución de su expresión artística. En estas cartas Van Gogh da cuenta a su hermano con notaciones vivas, inmediatas y eficaces, acompañados a menudo de esbozos, del progreso de sus trabajos. A pesar de llevarle cuatro arios, Vincent tenía en Théo a su mejor y único amigo, y a él se confía en cuerpo y alma, en todos los periodos de su vida. Y al revés: Vincent era, para Théo algo más que el hermano mayor, tenían muchas cosas que comunicarse, ambos profundizaban sobre los temas más difíciles de la vida. Toda su correspondencia ha servido de base para reconstruir gran parte de la vida de Van Gogh. En estas cartas, escritas espontáneamente, con pasión y hasta con desorden, el lector encontrará ricas anécdotas y descubrimientos profundos, por ellas nos enteraremos de las preferencias artísticas del pintor, así como de su tormentosa existencia.