La comprensión de los derechos fundamentales del gobernado y los derechos humanos del hombre han seguido un trayecto sinuoso y difícil, aunque también exitoso. No hay fundamento válido que pueda hacer distinción alguna entre los seres humanos pues se les han asignado derechos originarios que son universales, válidos en todo tiempo y lugar. De ahí, surge la figura de la persona jurídica mortal, a la que se ha otorgado la tutela de los derechos patrimoniales y formales.

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