Reunidos por primera vez mis Ángeles y Demonios, adelanto de una obra que deberá cobrar mayor dimensión en la medida en que me acerque al cielo o al infierno (seguramente más a este último), deberán convivir en el espacio cerrado de un volumen no exento de las implicaciones cabalísticas del número 13 y, por ende, expuestos a enfrentamientos desaforados que seguramente cubrirán de plumas, tridentes e improperios luciferinos al inocente lector.

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