El texto que el lector tiene en sus manos se inscribe en el ámbito del derecho económico nacional y en un modelo de desarrollo exportador de commodities y minerales, que traslada la riqueza del territorio nacional —recursos naturales de carácter minero o energético— a mercados externos, a cambio de una compensación económica exigua. La explotación minera, en consecuencia, forma parte del modelo de desarrollo económico vigente, cuyos antecedentes remotos vienen de la época colonial. México, país minero de América Latina, es prolífero en minerales preciosos, como el oro, la plata y el cobre, y en un completo universo de otros, como hierro, litio, manganeso, plomo y zinc, bajo un territorio de 32 millones de hectáreas y más de 25,000 concesiones autorizadas, aunque no necesariamente en explotación. Es más, México ostenta 500 conflictos socioambientales, de los cuales 180 son de origen minero.

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