Al protagonista de esta historia le acaba de ocurrir la cosa más extraordinaria, rara y asombrosa de este mundo: se ha enamorado. Así arranca la novela. Se llama Javi, es un menor de edad y, para más inri, sucede que es la primea vez que ama a una mujer. ¿Quién es la afortunada? Una completa desconocida. Es bella, rica, distinguida, y, como el amor no repara en detalles insignificantes, además es mucho mayor que él. Javi, digamos la verdad, es optimista, no se arredra y confía en conquistarla. No tiene otras armas que seguirla por las calles y comercios, espiarla sin ser visto como haría un detective privado e ir conociéndola a través de lo que dice y hace. Vive sola en un primer piso cuyas ventanas atisba antes de la persecución diaria. Las hormonas de la felicidad y del amor son sus únicos acompañantes. Según su manera de sentir, la dificultad a la que se enfrenta radica en la enorme diferencia de edades. Si no consigue hacerla suya, y la cosa va muy en serio, tendrá que elegir entre estas lamentables opciones: la pistola, el veneno, la precipitación al vacío o las vías del tren. Son los peligros del amor pasional.