Durante casi tres décadas de injusto encarcelamiento D. A. F. de Sade elaboró una crítica radical de la naciente sociedad burguesa y una sátira integral de la modernidad capitalista en la que podemos leer el retrato del actual neoliberalismo fascista, con sus escenas de opresión y despojo de millones de personas, e imágenes fieles de los opresores, sus desafueros y sus justificaciones ideológicas. Pero al encierro que Sade sufrió en vida se añadieron dos siglos de malinterpretación, tergiversación y difamación entre sus contemporáneos y por todos los que durante el siglo XX lo leyeron incluso para reivindicarlo, hasta invertir el sentido de su pensamiento y despojarlo de la coherencia radical con la fustiga a los señores del dinero y del poder, combate toda operación e injusticia de los amos modernos que nos explotan y nos oprimen, nos violan y nos asesinan mientras hablan de libertad, de moral y hasta de Dios. Para Jorge Veraza, la portentosa creatividad literaria de Sade es un desencantamiento literario y filosófico fruto de la experiencia de las modernidades que le tocó vivir encarcelado y la gran Revolución francesa que él previó y en la que participo militantemente: la modernidad del Antiguo Régimen y las dos primeras modernidades burguesas, la de Robespierre y el Terror, y la que comienza con el Termidor contrarrevolucionario y culmina con la entronización de Napoleón quien lo encierra hasta su muerte, en 1814. Veraza analiza en este cuarto libro de su serie dedicada a Sade las estrategias narrativas y de crítica social que éste desarrolla en sus obras (teatro, novela, cuento, ensayos políticos, filosóficos, de crítica literaria…) y comprueba, comentando cada una de ellas, cómo pone en escena la impotencia de la virtud cristiana para luchar contra el crimen prevaleciente en la modernidad y satiriza los discursos pseudofilosóficos con los que los monstruos libertinos sadianos justifican sus crímenes –y que han sido erróneamente interpretados como si expresaran el pensamiento del propio Sade–, discurso con los que la burguesía suplanta la filosofía materialista francesa por peroratas incoherentes y ramplonas que pretenden inspirarse en el materialismo determinista de Demócrito y a las que Sade opone una filosofía materialista epicureista que reconoce el determinismo en la naturaleza pero fundamentada en el azar de la libertad.