El narrador mientras mejor es, peor le va, sufre más, después de algún tiempo no soporta el ahogo. Los más sensatos, si es que podemos llamar sensatos a esos individuos ya dije antes que todos los escritores están locos, los que conservan algún juicio, que son pocos, desisten en el auge de su carrera, dicen BASTA, para desesperación de sus admiradores. Los demás, cada vez más desesperados por esa insana actividad, se tiran a las drogas o se suicidan. ¿Y yo qué voy a hacer? Esto debía ser el tema de un poema, pero no tengo pacto con el diablo. Rubem Fonseca nació en Minas Gerais, Brasil, en 1925. Escritor de registros diversos y asombrosos, su obra vasta y compleja es una de las aventuras más estimulantes de las letras latinoamericanas. En sus páginas, los grandes temas de la literatura son narrados con el magnetismo hipnótico de un maestro del suspenso. En el año 2003, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara le otorgó el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo. Ese mismo año recibió también el Premio Camões, el más importante de la lengua portuguesa. En 2012 obtuvo el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas.

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