Fernando, un agente de seguros, sufre la angustia de no llegar a tiempo a las citas con sus clientes debido al intenso tráfico de la ciudad de México. Como consecuencia de una intensa y prolongada lluvia, se interrumpe el sistema de energía eléctrica afectando los miles de semáforos y el servicio de transporte colectivo. La negligencia de los conductores por pasar primero, aunada a las múltiples marchas y manifestaciones desquician la circulación, generando accidentes, embotellamientos, ruido, contaminación y caos en cada cruce de calles, obligando a los conductores a permanecer horas dentro de sus automóviles. Con el paso de las horas cada una de las calles, avenidas y principales arterías de la ciudad, incluido el periférico y el segundo piso, entran en conflicto y provocan que la ciudad se colapse. Los automovilistas viven el primer colapso de la ciudad de México como un anticipo del apocalipsis, donde los millones de automóviles, paradójicamente, avanzan hasta detenerse, en un alto total, que les impide llegar a la siguiente esquina.