Como todos los años, cuando llega la primavera, el papá del osito Osvaldo dejó la cueva y salió a cazar fresas salvajes. Todas las cosas que le gustan a Osvaldo las estrellas, su cuchara pegajosa de miel, la gorra perdida el jueves se van con papá dentro de su mochila, y qué cosa tan rara, no vuelven hasta que papá regresa.

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