El libro intenta reconstruir la difícil relación teórica entre el concepto de poder y el de Derecho. Se tematizan las dos versiones tradicionales de esta relación: aquella que le da al poder la primacía y la otra que espera vincular la facticidad de lo "político" dentro de los límites proporcionados por las reglas. Las dos perspectivas se revelan insatisfactorias. La idea fundamental es que el Derecho no se puede explicar en términos de meras prescripciones y que, en contra de un viejo prejuicio, sirve más para constituir ámbitos de acción que para reducir éstos. El libro intenta reconstruir la difícil relación teórica entre el concepto de poder y el de Derecho. Se tematizan las dos versiones tradicionales de esta relación: aquella que le da al poder la primacía y la otra que espera vincular la facticidad de lo "político" dentro de los límites proporcionados por las reglas. Las dos perspectivas se revelan insatisfactorias. A todo esto se le opone una teoría institucionalista desarrollada combinando elementos del neoinstitucionalismo de MacCormick y Weinberger con sugerencias que provienen de la filosofía de la cultura y en cierta medida de la obra de Cornelius Castoriadis. La idea fundamental es que el Derecho no se puede explicar en términos de meras prescripciones y que, en contra de un viejo prejuicio, sirve más para constituir ámbitos de acción que para reducir éstos.

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