Redactada al mismo tiempo que Crimen y castigo, la novela El jugador de Fiódor Dostoievski transmite el vértigo y la excepcionalidad de las circunstancias en las que fue escrita. Urgido por las deudas y los problemas económicos, Dostoievski, adicto él mismo al juego, completó esta obra en apenas cuatro meses. La gran tensión, el estado de crisis de sus personajes y el sobresalto que los acosa se condensan así en la ruleta, constituida en imagen metonímica del carácter ruso. El mundo carnavalesco de la ciudad de Ruletemburgo, con sus mendigos y millonarios, con sus oportunistas y ladrones, se alza entonces como un fresco de las contradicciones que provocaba el ingreso de Rusia en la modernidad capitalista. Para Dostoievski, el casino es el símbolo de un destino caprichoso que, desafiando las convenciones ilustradas de la burguesía europea, expresa la insondable irracionalidad del alma humana.

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