Tener súper poderes debe ser genial. Si es que sirven para algo. Piensa por ejemplo en Marshall Preston. Con su visión láser y su capacidad de volar más rápido que el sonido debería ser el chico más popular de la ciudad, pero en cambio es el hazmerreír de su barrio y de su escuela además de ser bizco, cada vez que se eleva por los aires aunque sea un poco se marea... y vomita. No es el único "defectuoso" hay otros como que aspiran a ser reclutados por el Súper equipo. Pero ser alérgico a los cacahuates o poseer la habilidad de controlar a las cucarachas no se consideran dones particularmente útiles. Y sin embargo, cuando el misterioso Hombre sin Nombre amenaza con sembrar el caos en la ciudad alguien debe hacerse cargo, y la tarea recae en el grupo de superhéroes menos convencionales que te puedas imaginar.

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