Publicada en una época en la que el autor frecuentaba los bajos fondos de Filadelfia, bebía en exceso y escribía a un ritmo vertiginoso para sobrevivir (ocho novelas en apenas cuatro años), Viernes negro tiene ese aura de fatalismo que tan bien sabía dibujar Goodis en torno a unos personajes maltratados por la vida.

Detalles