La historia de un idilio contrariado es el marco de un cuadro que con gran colorido de verdad pinta a todas las clases sociales de Lombardía en el siglo XVII. Con maravilloso ingenio, Manzoni enfocó lo rústico, desdeñable en una época en que la novela rondaba sólo entre la pompa. Ninguno de los personajes de este escritor resulta indiferente ni queda inadvertido; todos infunden amor, piedad, admiración, risa o desprecio, porque todos están idealizados, e idealizar para él era lo mismo que moralizar. La moral cristiana es el trasfondo en Los novios. Se insta a mejorar al pueblo, con ejemplos de devoción sincera, de caridad universal, de humildad que amansa al poderoso, y de lágrimas que despiertan conciencias. Esta novela pone en acción las máximas sublimes del autor, vestidas con las galas de las más discretas y hermosas fantasías.

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