Como parte de un experimento más cercano a la alquimia que a la ciencia, con el que busca desentrañar los misterios del alma, los fundamentos de la existencia, un estudiante apasionado de la anatomía da vida, a partir de restos de cadáveres humanos, a un ser monstruoso, cuyo aspecto abominable lo condena a un destierro involuntario que lo llena de resentimiento y que despierta en él instintos asesinos. Aquella aterradora creatura escapa y empieza a acechar entre las sombras, buscando venganza, deseando con desesperación destruir a su creador: el doctor Frankenstein. Mary Shelley creó en esta novela, considerada como la primera de ciencia ficción, a un personaje que forma parte desde hace más de un siglo —al haber sido adaptada desde entonces innumerables veces a la pantalla— de la cultura popular, del imaginario colectivo. Su reflexión acerca de las implicaciones de la intervención del hombre en la naturaleza a través de la ciencia continúa vigente.