En esta obra se revisa la evolución de la política científica de los últimos 35 años, periodo en el que México hizo un cambio de fondo en su política de desarrollo, pasando de un modelo basado en sustitución de importaciones a uno de promoción de una economía exportadora. Es una reflexión de oportuna y relevante que permite entender el papel que los gobiernos le han asignado a la CTI, con información sólida de fuentes oficiales y el criterio experto de una investigadora que ha transitado por el sistema como académica y administradora de esta materia a nivel estatal. De igual modo, se constata el estilo oscilante para instrumentar la política científica nacional con frecuentes cambios en los programas, no siempre basados en evaluaciones objetivas y rigurosas. La autora acentúa que, si bien ha habido una política científica, esta no se ha traducido en un mejor desempeño del país, de acuerdo con su posición en los rankings de competitividad y del índice de innovación. No es casual que esto sea así, pues además de contar con bajos presupuestos, el sistema está desarticulado. Un gran acierto de este trabajo es aclarar cuál es el papel del estado en el diseño y ejecución de una política y cuál debería ser el objetivo superior a alcanzar. Asimismo, deja claro que hay una larga lista de asignatura pendientes, muchas de las cuales presentadas en le texto. Otras derivan de los anexos estadísticos que permiten analizar la evolución de los principales programas y, a partir de ello, concluir sobre lo que ha sido prioritario y lo que ha sido relegado. En resumen, se trata de un libro útil destinado a un público amplio y diverso para ser difundido en universidades, entidades gubernamentales (federales y estatales) relacionadas con CTI, empresas tecnológicas, comisiones del Congreso de la Unión y ONG.