La búsqueda de la experiencia espiritual, la sed de Dios, es el motor de todas las adicciones humanas: a el alcohol, el tabaco y las drogas; al sexo, la comida y el trabajó; a conductas autodestructivas como neurosis, bulimia o anorexia, y a juegos de azar, televisión, consumismo e Internet. Janine Rodiles plantea esta hipótesis y sostiene que los adictos pretenden encontrar la Fuente de la Sabiduría, la Realidad Última, por caminos equivocados, no por maldad, sino porque desconocen los canales adecuados de la verdadera experiencia. Mística. La autora analiza las conductas compulsivas y destructivas del ser humano en el contexto de su necesidad espiritual, considerando que no basta la fuerza de voluntad del adicto para recuperar su libertad. Como una opción para resolver esa forma de esclavitud, propone la sanación a través del amor y de una verdadera conversión espiritual, y hace un llamado a la sociedad para que responda con tolerancia y comprensión ante este mal de nuestro tiempo, ya que actuar de manera represiva sería volver todavía más infernal la vida de la persona adicta.

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