LA OBRA: La figura del noble faraón Amenofis IV, más conocido en la Historia por Akhenaton es, sin lugar a dudas, una de las más sorprendentes y evocadoras no solo de la historia de Egipto sino de toda la Antigüedad. Utilizado en no pocas ocasiones de forma un tanto arbitraria por quienes han querido ver en él un precursor de movimientos espiritualistas de dudosa índole, Akhenaton constituye un paradigma del buscador espiritual que no duda en enfrentarse a todo un poderoso establishmet religioso. Visionario, soñador, poeta al fin, el joven Akhenaton desprecia los cultos politeístas, caprichosos e incluso aberrantes que imperan en su país, y se abre a una nueva forma de interpretar el universo teológico. Ofrecemos al lector en las páginas de esta obra un esbozo honesto de esa figura histórica que no solo merece respeto y simpatía sino también una buena dosis de admiración. Es necesario decir también que la reforma llevada a cabo por Akhenaton no hubiera sido posible sin la ayuda incondicional prestada por su esposa, la reina Nefertiti. Apartar al uno de la otra en esta tarea revolucionaria sería un gran error, al tiempo que una monumental injusticia. La figura de la bella Reina, represento un continuo acicate para aquel Faraón que fue calificado tan a menudo de hereje, un calificativo que en su caso constituye el más señero timbre de gloria.