Preguntarse qué es la poesía en las palabras preliminares de una compilación de poesía es el colmo de la obviedad. ¿Pero qué es la poesía de todos modos? Una aproximación platónica hablaría de aquel ser liviano alado y sagrado, un ser más mitológico que real. El surrealismo -salteándonos cientos de años de historia y reduciendo un manifiesto a tres palabras- apelaría a una combinación arbitraria de imágenes. En el medio Shakespeare escribía sonetos perfectos sin siquiera preguntarse qué estaba haciendo y más acá Borges, en su Arte Poética, diría que la poesía -el arte, siendo minuciosos-, es esa Ítaca de verde eternidad, no de prodigios. Como fuera, la conclusión se vuelve intrascendente a la luz del prefacio de Oscar Wilde en El retrato de Dorian Grey. "Todo arte es inútil", dice allí, volviendo aún más inútil la explicación del mismo.