"Me he propuesto ofrecer, simplemente, breves reflexiones, casi a modo de diálogo, en un intento por acompañar a las personas en un repensar su modo de vivir." Sucede que "el hombre actual, varón o mujer, totalmente absorbido por las apariencias, por los descubrimientos de la ciencia y de la técnica, fascinado por el futuro deslumbrante que desea, ha olvidado algo muy importante: cómo vivir bien, cómo relacionarse con los demás... y hasta con la misma naturaleza". Lejos de planteos intelectualistas o análisis teóricos, se propone un camino de crecimiento en la virtud a partir de la vida cotidiana, integrando lo familiar, laboral, social y personal. Después de todo no es tan difícil aprender a vivir pues "cada día podemos crecer en orden a la santidad, si conseguimos hacer un poco de silencio en nuestro entorno, ubicarnos en la presencia del Señor e incursionar en nuestro interior, verificando con sinceridad nuestra coherencia entre lo que creemos, lo que sentimos, y lo que mostramos a los demás".