Aquí gobierna la locura habla del mundo real, el vivible. Transcurre por el dolor del día a día, de ver la podredumbre. La visión crítica del poeta lo agita, porque no puede estar al margen de las situaciones que vivimos dentro de una sociedad que se hunde poco a poco, con su violencia. La experiencia de Javier Hernández está en el norte del país, ese México al que vuelve cada cierto tiempo.