Al tema del orfanato, escasamente frecuentado en la poesía, Marco Ornelas le dedica todo un poemario: Aquí no es Neverland. Voces y grafitis del orfanato. El autor evita, con mucho tino, cualquier recurso que nos acerque al drama más de la cuenta, con las implicaciones que ello pueda acarrear, desde el sentimental melodrama hasta la denuncia social. Ornelas disuelve la pronunciación en primera persona para mostrarnos un conjunto del cual leemos el caso de cada personaje como si estuviera lejos en el tiempo y en el espacio, como si hubiera ocurrido en otra época. El punto de partida del poemario es el clásico del tema, Peter Pan, el niño-pájaro que se lleva a su isla de fantasía a niños «abandonados». Con gran economía de lenguaje, el poeta Marco Ornelas nos da únicamente los datos necesarios. Así, nos muestra una isla rodeada no por agua sino por infranqueables muros, con un cielo nocturno que no es más que el techo de un asfixiante universo cerrado. Un verso contundente e iluminador lo expresa: «Lo maravilloso de la infancia es que no dura para siempre». Frase que funciona a manera de un tatuaje sobre la pared, el grafiti, recurso que nos va relatando las reflexiones, deseos y angustias. Estos versos que van enlazando las partes, pensados como grafitis, están acomodados de una forma que le da un sólido contraste al discurso. Un tema desemboca en otro, el de la orfandad al de la soledad: no escuchamos diálogos entre los huérfanos, lo que imposibilita la complicidad. Nadie escucha lo que pueda confesar o gritar el otro. Cada huérfano está encerrado en sí mismo, cada niño es una isla. Parece no haber salida; no llegará jamás el niño-pájaro que los devuelva a unos hogares. Héctor Carreto