Marina, a sus 94 años, recuerda aquel camino que recorrió desde Otxandio hasta Barcelona, de Barcelona a Francia, de Francia a Venezuela. Una experiencia de exilio que se cruza y se funde con las de Sanza, Aina, Chris e Imelda, quienes huyen de la guerra y la violencia, de los matrimonios forzados y de la trata para explotación sexual, de la homofobia y del feminicidio.

Detalles