Las tinieblas no son un espacio vacío. si te adentras en ellas escuchas los susurros de entidades sobrenaturales y diabólicas. Si abres los ojos a la noche puedes ver seres que se mueven a tientas, pero no están perdidos. Sus ojos te vigilan, sus lenguas están ávidas de cuerpos y almas. Siempre han existido, ellas, las maléficas, las grandes hechiceras, aquellas que no temen hablar con el príncipe de la oscuridad. A lo largo de los siglos, las han llamado brujas, mujeres que combinan sus poderes infernales con el arte más refinado de la seducción. El poder, pero también el dolor y la expiación las han acompañado siempre. En este libro Brujas aparecen sacerdotisas del crepúsculo a lo largo de tres relatos largos, donde ejercitan sus artes oscuras, ponen en práctica rituales espantosos y llevan a muchos hombres a la perdición... ¿o a un paraíso poco común?

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