Ana le cuenta a su hijo fragmentos de una vida de pequeñas miserias con las que se han tejido las relaciones personales y familiares. Sus palabras se convierten en un duro legado para una nueva generación que quiere levantarse sobre la inocencia. La novela no se centra pues en los grandes acontecimientos históricos, sino en lo íntimo y cotidiano, en los gestos y silencios de unos personajes heridos por la traición y la deslealtad, por los deseos frustrados y la desesperanza.

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