Recorrer los pasajes y caminos de la vida de un hombre franco, sincero y triunfador, que ilustra a todos con las descripciones que asienta en cada hoja de este libro, nos hace viajar por los rincones de su mente, que recuerdan cada detalle, desde su niñez hasta la fecha. Quienes compartimos la amistad del Licenciado Adolfo Eduardo Montoya comprendemos que la experiencia de la vida, tanto en el ámbito personal como en el profesional, ha forjado su personalidad, que lo hace especial por su grandeza y por la nobleza de un ser humano que se distingue por compartir cada detalle, desde el inicio de su vida, con la simpleza con la sinceridad narrando como vivió, sin esquivar vivencias o mejor dicho sin acomodar los hechos, lo que lo hace más valioso. Estas más de trecientas paginas muestran cómo de niño se va forjando y no pierden pasajes y anécdotas que habitan en su memoria, como el encuentro con el gran Pedro Infante y su esposa María Luisa León, quienes posteriormente lo apadrinaron, y por cierto fue su primer ahijado. Su adolescencia, sus sueños y sus triunfos estaban depositados en su memoria; hoy con este libro nos lo comparte, y todos los lectores los recibimos para conocer los pasos que formaron su personalidad es decir, a partir de hoy somos depositarios de sus memorias, de los caminos de su vida y sin duda alguna de su legado. Muchos de sus alumnos fueron receptores de su conocimiento; hoy son funcionarios, empresarios, buenos padres de familia, etc. Y tanto ellos como las nuevas generaciones deben valorar, este legado, y al darle lectura verán reflejadas vivencias de su propia vida. Todos los detalles están plasmados en este libro que concentra su mensaje en sus páginas y nos abre las puertas de su vida, que sirve de ejemplo para que todos sigamos forjando nuestro propio destino. Tus amigos te decimos: Gracias por ser generoso, por ser un gran profesional, un gran ser humano y sobre todo un gran padre de familia.