Carta a la Presidenta es, según el Diario de los Goncourt, una carta rabelesiana, el pornográfico viaje de Gautier, desde Ginebra a Roma pasando por Venecia: una carta de ocho páginas dirigida a Mme Sabatier, la cantante, que él llama la Presidenta. ¡Cuánto Sade, Miguel Ángel, SaintAmant, Tiziano, Régnier, Teniers, Ricord ahí dentro; cuánto de ardiente, de crudo, de espeso, de salvaje, de mierda! ¡Todo el ardoroso estro del pensamiento humano en una tarde de verano en pleno bosque; el Cantar de los cantares del esperma, un falo dibujado al carbón por algún sátiro en una pared cualquiera de la isla de Paros. Todo eso está allí presente, con un lirismo en pelotas, con un lenguaje que chapotea entre un ruido de retrete y de gente culeándose en los templos antiguos! (1 Es pues un ejercicio de orfebrería léxica el que lleva a cabo el autor en esta Carta, tomando prestados los términos de los viejos trovadores de la Galia rehabilitados por Rabelais; elocuencia espermática que refleja el arte y la destreza en el manejo del lenguaje más burdo, tocado de cierta pudibundez, que sin duda alegrará el ánimo a los pantagruelistas, aunque podrá sonrojar a aquellas almas menos osadas.