CARTAS DE AMOR A NORA BARNACLE

JOYCE, JAMES
CARTAS DE AMOR A NORA BARNACLE
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Cartas de amor a Nora Barnacle En su Shekespeare And Company, Silvia Beach –primera editora de Ulises, a poco de la aparición de obra hasta entonces rechazada por todas las editoriales, recibe una avalancha propuestas de distintos autores para publicar sus obras: dicen tenerlas del mismo genero que la publicada. El escándalo de Ulises ha dividido las aguas en un común desconcierto: en pro y contra, no pocos escritores lo tildan de obsceno y no faltan los ingenuos lo confunden con literatura erótica. Tomaban a Joyce por autor picante. Ahora bien: el erotismo está ausente e Ulises, su interdicción en países de habla inglesa y Estados Unidos no es ingen culturalmente. Todavía hoy no se han procesado en todas sus consecuencias motivos de ese malestar ahí donde se es más tolerante con la libertad de expresión. Acaso sea la radical diferencia de Joyce con la sensibilidad puritana, ostensii en la repugnancia de Virginia Woolf, o en la lúcida observación de Wells de solo un católico puede blasfemar así. Algo de eso se lee en las cartas de Joyce a Nora, su mujer. No la confunde con Dios-ni viceversa- pero ella es un nombre con el que ensaya algo no dicho que la vida no encuentra tiempo, espacio, escena las suyas son cartas únicas en historia de la literatura, no solo por quien las escribe, sino por cómo están escritas: historia del único amor de un escritor único, cuya palabra en acto es capaz de pasar vertiginosamente de lo más obsceno a lo más sublime.

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