En estas casas admiramos la armonia de los espacios, el genial acierto de su abrazo al paisaje costero y la calidad de la mano de obra y de las tecnicas que hicieron posible su edificacion. Mas alla de todo eso, tambien podemos descubrir en nosotros mismos, como en un espejo, valores que el ritmo del trabajo diario y el acelerado quehacer de la ciudad, a menudo, nos impide sentir: la enorme importancia de la belleza que nos colma de significados, nuestra fragil hermandad con las plantas y con los animales; la necesidad de silencio y el privilegio de la mirada lejana sobre el mar; nuestra pequeñez bajo las estrellas y lo grandioso que puede ser todo lo humano cuando se vive intensamente.