DESDE QUE LA PRIMERA FOTOGRAFÍA de la Ciudad de México fue tomada en 1840 hasta nuestros días, cientos de miles -por no decir millones- de tomas y reproducciones fotográficas de nuestra ciudad han sido realizadas. La mayoría de ellas ha desaparecido y otras se encuentran en archivos y fototecas públicos o privados. Cada imagen urbana fue realizada con un fin determinado y en un momento dado; cada toma refleja la manera de pensar del fotógrafo y su visión de las calles, los edificios, las plazas y los monumentos. Los diversos autores nacionales o extranjeros, ya sean de la misma época o no, nos dan a conocer la propia Ciudad de México semejante pero distinta, pues algunos la destacan en una toma panorámica, otros en cambio resaltan las características de sus pobladores. También están aquellos que ponen su atención en la modernidad y otros interesados en sus barrios bajos y en las colonias proletarias; algunos muestran sus edificios antiguos, otros los medios de trasporte o las zonas comerciales. Cada fotografía congela un momento de la ciudad y se convierte en un testigo -quizás único- de su pasado.