Mientras contempla el paisaje urbano de las cuatro de la mañana y se sienta con un café frente a su máquina de escribir. Fernando imagina que es un superhéroe encargado de velar-el sueño de los habitantes del Distrito Federal. Más tarde, en la imprenta donde trabaja, se entretiene traduciendo a su manera las canciones que oye en el radio. Nadie ha leído aún las historias que guarda en el clóset este joven obrero de día y escritor de madrugada. Un buen día se decide a mostrarlas. Es el 18 de septiembre de 1985.

Detalles