En los últimos años A.M. Homes ha provocado la indignación de algunos críticos y la encendida admiración de muchos otros. Su obra ha sido calificada de "perversa", "transgresora", "reveladora" e "inquietante". Yañadiríamos: "imprescindible". En este libro la autora vuelve a su territorio favorito, el microcosmos de los barrios residenciales, el descubrimiento de lo extraordinario en lo ordinario, de lo siniestro en lo familiar. Y su mirada afilada, exacta, pero también curiosamente compasiva, no deja escapar ningún matiz de lo grotesco, ninguna grieta del sueño americano. Así, en una historia nos encontramos con un marido que utiliza un GPS para encontrar a su suegra, una anciana china que lleva injertado un chip en el cuello para poder localizarla cuando se pierde. En otra, una joven mujer espía los encuentros amorosos de los atléticos, guapos e inalcanzables socorristas que cada año llegan a trabajar a las playas y recoge los preservativos que éstos han usado. Pero aún hay otros relatos en los que encontramos todo aquello de lo que no nos atrevemos a hablar, incluso en una época tan directa y franca como la nuestra, tales como esas cosas que sólo se piensan en noches de insomnio y culpabilidad.

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