Costumbrismo. Edgar Degas - Ernesto Icaza / Pd.

LARA ELIZONDO, LUPINA
Costumbrismo. Edgar Degas - Ernesto Icaza / Pd.
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Costumbrismo. Edgar Degas - Ernesto Icaza / Pd.

LARA ELIZONDO, LUPINA

El costumbrismo refleja un respaldo de la crónica humana, de las costumbres y la forma cotidiana de vida, el pensamiento de la época del acontecer humano preservando lo individual y colectivo en forma de cultura. Así, la pintura costumbrista abre la puerta a un sinnúmero de referencias reveladores del espíritu y la magia de otros tiempos. Nos remontamos al siglo XIX, período en que la historia de México y Francia se entrelazan. Francia se encontraba bajo el mandato de Napoleón III, un hombre futurista, quien encarga al Barón Haussmann el diseño y transformación de París hacia la gran ciudad que ahora admiramos. También fue él cómplice y promotor del Segundo Imperio Mexicano al proponer a Maximiliano de Habsburgo como Emperador para nuestra nación. La historia mexicana prosigue con la República Restaurada de Benito Juárez, la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada y la pacificación del país emprendida por Porfirio Díaz, quien alcanzó la estabilidad política y el auge económico. Estos dos pintores que con una diferencia de treinta años se cruzaron en el tiempo, sintiendo de manera natural el llamado a observar y reflexionar sobre su mundo inmediato, inmersos cada uno en su propio presente, el cual tuvo el poder de atraer su sentimiento e inspiración de una manera especial. Los identifica su procedencia burguesa. Degas es una figura culminante del arte francés, el más fiel admirador de Ingres y de Delacroix, que dentro de las tendencias simbolistas supo encontrarse a sí mismo y proyectar una obra por demás sensual y cautivante como pintor impresionista. Nació en París en 1834, era hijo de un acaudalado banquero napolitano, Auguste de Gas. Icaza, nacido en la ciudad de México en 1866, cuyos antepasados integraban la más rancia aristocracia mexicana, firmantes del Acta de Independencia, vinculados de manera directa al partido conservador, participaron en política, en educación y en la pujante economía porfiriana. Sin haberlo imaginado en este libro Edgar Degas co

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