El presente libro no tiene como fin el catequizar, satanizar o moralizar a las personas, simplemente lo que se desea es poner de manifiesto la conducta de Eyvar, un chico homosexual, que ante todo desea encontrar la felicidad, algo que le ayude a entender que la vida tiene un sentido del por que existir. El temor y la indesiciòn que hacen presa al protagonista, muestra que aùn en nuestros días es más difícil decirle a la gente que se tiene una orientación sexual determinada, que mostrarse como criminal, violador o un esquizofrénico. En la charla realizada con este escritor, hay veces Eyvar que desea esconder alguna de sus experiencias y mantenerlas en el baúl de los recuerdos; sin embargo, la decisión y la valentía hacen que él narre con verdadero realismo lo que ocurre atrás de un grupo pequeño denominado La Nueva Jerusalén, que tiene su origen en Turicato, Michoacán y una de sus sucursales en Ciudad Nezahualcóyotl. El sexo, el chantaje, la mentira, el engaño son los elementos más comunes que maneja Concepción, sacerdote católico que logra embaucar a un grupúsculo de jóvenes indecisos y deseosos de nuevas aventuras en la vida, quien bajo el pretexto de hacer el bien a través de limpias, sanaciones, metafísica, astrología pretende hacer creer que la destrucción de este mundo está cercana y los atemoriza al grado de pedirles que dejen de jugar a sentirse mujeres y que se comporten como varones sin orientación su preferencia sexual, pero que estén atentos al Fin del Mundo.