Estos relatos tienen la virtud de transmitir al lector la sensación de necesidad y belleza inherente a la verdadera literatura. (...) la primera impresión que tenemos al leer estas historias es que sus autores se han enfrentado al escribirlas a algo que no sabían explicar. Escribir para ellos no ha sido ofrecer respuestas precipitadas que, en función de su edad, no estaban en condiciones de dar, sino interesarse por lo que no llegaban a entender. ».Lo primero que llama la atención es lo bien que describe cada uno de los autores su particular realidad (...). Cuentos heterogéneos pues, pero con un clarísimo punto en común: la para mí notable calidad literaria de ellos, puesto que, créanme, no es frecuente encontrarla, ni siquiera entre los supuestamente especialistas del género. Enhorabuena y ojalá los volvamos a encontrar muy pronto entre las páginas de sus próximas obras. Talento no les falta para ello.»