La materialidad del mundo cotidiano nos ha hecho postular un sentido de lo real que tiene que ver con lo sensorialmente constatable. Paralelo a esa realidad transcurre el formidable universo de lo fantástico, a veces hecho relato y al que, desde nuestra perspectiva, relacionamos con el sueño, con el absurdo o el horror, cuando entrevemos otros objetos, criaturas y sucesos en una lógica distinta de tiempo y espacio. Si el lector se ha sorprendido alguna vez citando una sentencia, una escena, un trance, una gracia de los personajes de Gogol, Cervantes, Kafka, Poe, de tantos jinetes de sus propias fantasías y disparates, tan sustanciosos que le hacen desear ser el cabalgante, Cuentos fantásticos le ofrece una muestra -aunque más breve de lo que se quisiera- de esa inconmensurable comarca para que se descubra a sí mismo a caballo entre un mundo y otro, sin detenerlo más, puesto que ya se le ve dispuesto con el pie en el estribo.

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