Un castillo derruido, ciudades grises castigadas por lluvias heladas que parecen no tener fin, tristes apariciones, un aullido, una cripta profanada, un deseo insano, el brillo acerado del filo de una guillotina, una sombra, un suspiro fugaz, una mortaja... la tortura y la muerte. La narrativa gótica se nutre de estos y otros elementos para dar origen a novelas y cuentos que surgieron en la Inglaterra del siglo XVIII con la aparición de El castillo de Otranto, de Horace Walpole. En poco tiempo autores de otras naciones europeas e incluso de los Estados Unidos publicaron sus propias producciones, en general en periódicos, y así la literatura gótica se convirtió en uno de los fenómenos de su época. El canto del cisne de esta corriente es, según todos los especialistas, Melmoth el errabundo, novela publicada por primera vez en 1815 y que de alguna manera clausuró aquello que podemos catalogar como gótico, un tipo de literatura que ha renacido y vuelve a ser buscada con ansia y voracidad por infinidad de lectores. Proyecto Larsen se enorgullece en presentar el primero de una serie de libros dedicados a rescatar lo más representativo de aquellas producciones, en antologías de cuentos de grandes autores. Son, además, nuevas traducciones que respetan el sentido del texto original pero que responden al vocabulario y a las características de la lengua española en uso en la actualidad.