Las cuestiones más acuciantes de la vida no se afrontan solo en la novela. Hay otro género literario en el que tienen su mejor espacio: la reflexión filosófica, el ensayo. Y no es cierto que la cientificidad, la exactitud, los matices conceptuales esenciales en la filosofía estén reñidos con la literatura. Tampoco es cierto que el método de la filosofía deba imitar al matemático. La filosofía rigurosa se puede y hasta se debe expresar en la forma del ensayo. El dolor, el mal, la verdad, el bien, las experiencias infantiles, las virtudes (la primera de todas, la fortaleza o valentía), la religión, la belleza y la desesperación, son los temas principales de este libro. Se los aborda con la inmediatez de las descripciones fenomenológicas y se los lleva hasta la formulación de una metafísica que no es sino un ensayo acerca de lo absoluto, ensayo sobre la naturaleza absoluta de la esperanza.