No sólo se trata de establecer un enemigo no discernido claramente, sino de fijar principios "postseculares" que reemplazan el multiculturalismo y establecen la "Seguridad Nacional" subordinada de todos. De esta manera, el hegemonismo estadounidense borra las grandes categorías occidentales y se adentra en un orden bíblico que desconfía profundamente de la democracia y advierte que los movimientos populares sólo la buscan para eliminarla. Finalmente, algunos autores optan por examinar las fórmulas cibernéticas que podrían contribuir a detener esa seguridad fallida para el mundo.