Dijo Mark Twain que los personajes más importantes del siglo XIX eran Napoleón Bonaparte y Hellen Keller. A primera vista, esta declaración parecía un poco alocada, y solo justificable por el gran aprecio que este autor norteamericano sentía por Keller y su maestra, Anne Sullivan. Pudiéramos pensar que el quiso engrandecer a Helen al compararla con un personaje de la talla histórica de Bonaparte, lo que suena como una gentil exageración de su parte. Helen Keller se ha convertido en el símbolo de la capacidad de superación humana, pues trascendió el doble impedimento de la sordera y la ceguera para llegar a ser un personaje importante en su sociedad y conocido en todo el mundo, aunque tal conocimiento es más del símbolo que de la persona. En este libro hablaremos precisamente de la persona, o más bien de las personas, pues haremos el esbozo biográfico de Helen Keller conjuntamente con el de su maestra, Anne Sullivan, quien también representa un paradigma de trascendencia en sí misma. La vida de una no podría entenderse sino enlazada con la de la otra, formando un vínculo tan estrecho que sería prácticamente imposible escribir una biografía independiente de cada una de ellas.