Ésta es una de las obras más importantes de Voltaire y a decir de Fernando Savater, junto a las Cartas filosóficas y Cándido, es la más inequívocadamente volteriana de todas. Originalmente tenía setenta y tres voces o artículos, mismos que fueron aumentando en ediciones sucesivas. Fue tan impreso, difundido y leído como perseguido y condenado. La obra fue quemada muy pronto en la intransigente ginebra, el 16 de septiembre de 1764 y un año después fue condenada por el Parlamento de París y por la iglesia de Roma. El "Diccionario filosófico" está animado por una sed inextinguible de clarividencia lógica, reprueba todas las intemperancias metafísicas y dogmáticas, y ataca severamente a todo sospechoso de querer explotar en beneficio propio la ignorancia, manteniendo para tal fin el oscurantismo. Muchos de sus artículos están dedicados a episodios o personajes bíblicos, como el caso de Abraham o José con los que el autor ironiza con agudeza sobre el Libro Sagrado. Otras veces la ironía se enfoca a las leyes positivas que, muy distintas de las inspiradas en el Derecho Natural, frecuentemente son dictadas por el arbitrio y la violencia de los jefes y son susceptibles de ambiguas interpretaciones.

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