La preocupación por la comprensión pública de la ciencia no es en modo alguno nueva. De hecho, la comunidad científica viene quejándose desde hace tiempo de que <> no comprende la naturaleza de la empresa científica, e infravalora y tergiversa continuamente lo que supone <>. Las descripciones caricaturizadas de los científicos forman parte habitual de buena parte de la publicidad y la ficción, unida a la dimensión de género o a la supuesta actitud quimérica de los científicos, convocados a menudo en ayuda de la narrativa, la caracterización no afectan solo a los científicos; consideremos por ejemplo, la representación de los abogados en la ópera como pedantes ávidos de dinero, que prosperan con las desgracias de los demás.