Una educación que se desentiende de formar para la vida y el vivir humano, que se centra, sobre todo, en la transmisión de contenidos orientados al ejercicio profesional, difícilmente va a poder contribuir a solventar los graves problemas que afectan a nuestra sociedad. Porque tomar conciencia del contexto social en que se vive y de lo que significa pensar, sentir o comunicar, es esencial para la formación de las personas y el desarrollo de su autonomía responsable. Esta es la educación olvidada a la que se refiere este libro y que se considera indispensable para afrontar las exigencias de nuestro mundo y los males que la aquejan.

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