Caminó con sus botas los pocos pasos que quedaban y encontró una casa. Era pequeñita. El soldadito llamo a la puerta. Nunca había llamado en su vida. "El soldadito pensaba. Un solo pensamiento, grande como su cabeza: la guerra. Siempre lo pensaba: en primavera, de noche, en abril, en navidad, a mediodía, los martes. No había otros pensamientos en esa cabeza, que ya estaba bastante llena de por sí." Un libro que encuentra la poesía en las palabras y las acuarelas. Una historia dedicada a todos los soldaditos del día a día que no se contentan con marchar con la cabeza baja, sino que van por la vida buscando la paz, no la guerra. Un álbum ilustrado sobre las obsesiones, la angustia y la necesidad de armonía.

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