Yesi y Desi. Vecinas. Amigas. Rivales. Dos destinos que se entrecruzan con consecuencias devastadoras. Berta Marsé se estrena en la novela. Nacer en el mismo año, bajo el mismo signo zodiacal, vivir en el mismo barrio y estudiar en el mismo colegio, frecuentar el mismo parque, las mismas plazas, los mismos comercios no tiene por qué suponer una estrecha amistad. Si acaso una amistad circunscrita al espacio y al tiempo, ineludible, como una especie de tara genética. Pero no una amistad verdadera. Yesica Lugano y yo nunca fuimos amigas de verdad, nunca intimamos ni nos hicimos confidencias. Ni siquiera en los años de parvulario y colegio que compartimos hasta que su padre se decidió a matricularla en una prestigiosa escuela italiana, y por mucho empeño que pusieron nuestras madres; o quizá, en buena parte, a causa de ello. Porque todo lo que yo sabía de Yesi y entonces creía que lo sabía prácticamente todo–, lo sabía por mi madre.

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