La recta impartición de justicia exige, de parte de los juzgadores, el conocimiento de la verdad histórica de los hechos. Empero, para alcanzar tal conocimiento, en no pocas ocasiones se requiere del aporte técnico de los peritos, quienes, como expresó Pietro Ellero en ilustrativa metáfora, auxilian a los juzgadores al modo como los anteojos auxilian al sentido de la vista, según se lee en su, por todos conceptos, valiosa obra titulada De la certidumbre en los juicios criminales. Indiscutiblemente, las limitaciones del engrane judicial en el campo del conocimiento hacen indispensable el concurso de la técnica especializada en algún orden científico, para dilucidar o precisar las muy variadas situaciones relacionadas con la conducta o hecho, y con ello, estar en aptitud de definir la pretensión punitiva estatal. Por esta razón, el Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, en su artículo 162, determina: Siempre que para el examen de alguna persona o de algún objeto se requieran conocimientos especiales, se procederá con intervención de peritos.