Alexander W. Kinglake, cuya obra Eothen permanece como un clásico de la literatura de viajes anglosajona, nació en Taunton (Inglaterra) en 1809 y murió el día de Año Nuevo de 1890. A los veinticinco años, tras obtener el título de abogado, decide emprender un viaje a la aventura por el "otro mundo", el incógnito y peligroso mundo del Islam: Turquía, Grecia, Chipre, Palestina, Galilea y Egipto, escenarios de las fabulosas leyendas de la Antigüedad y de los poemas homéricos que tanto le habían fascinado de niño. "Saborear la fresca brisa de la mañana, encabezar o preceder la magnífica caravana hasta el crepúsculo, a través de bosques y desfiladeros, por valles y llanuras desoladas"; estas experiencias compensan la dureza del viaje. Eothen, título cuyo sentido sigue siendo un misterio, es una obra imprescindible en la literatura de viajes, plagada de anécdotas sorprendentes y reminiscencias del pagano mundo antiguo.