Es esta una historia que, como dice Esteban Ascencio, se ve entre calles y se comenta en voz baja. Una historia a la que muchos han dado o darían la espalda. En ella hay una constante: “la tragedia que en el día a día enfrenta el habitante de cualquier ciudad”. El protagonista, citadino y arcaico, sufre la quebradura de su familia. El amor no le será suficiente y ha de vagar para encontrarse. Apenas adolescente, la abuela muere, es entonces cuando su vida estará sujeta al azar. Azar que por cierto vivirá al filo del amor y la desesperación. Su búsqueda lo llevará a conocer las crueldades de la vida, la bufonería de la maldad: la traición, el despreció, la deshonestidad, la incomprensión. La mugre de la sociedad. Condición humana que por otra parte inunda al hombre. Sin embargo, ello aunque poco cambie, respirará la sensata posibilidad de ver en el ciego reflejo la oportunidad que todo ese tiempo buscó. María del Carmen Jáuregui.

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