"Hacía muchos años que mi vida se había convertido en un juego de ruleta rusa. Alcohol, mujeres de las que solo quería sexo, fumar como un loco, desorden total en mi cabeza y en mi corazón (...). Ahora, con cuarenta y ocho años, las cosas empezaban a cambiar lentamente. Al menos esa era mi impresión. Viviría unos meses en Madrid. Había mucho frío. Se acercaba la Navidad de 1998 y mi compañía preferida era el silencio, una botella de Jack Daniel's (una cada día), un casete de Bruce Springsteen (The Ghost of Tom Joad) y unos tabacos que me había traído de Cuba. Y Carolina. (...) Diez años más joven que yo, un culo bellísimo y firme, madrileña dura, de barrio, medio loca." Así arranca Estoico y frugal: en efecto, el cubano Pedro Juan llega a Madrid en medio de un gélido invierno, con un libro ya publicado y una incipiente carrera literaria en marcha, y allí vivirá aventuras vitales y sexuales sin freno.

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