En la breve nota inicial de Estrellas negras, el autor cuenta que en 1962 viajó a Dares Salaam (Tanzania) -con el fin de abrir la primera corresponsalía polaca de prensa en África, que en aquel entonces se hallaba en pleno proceso de liberación nacional, de descolonización-. De ahí surgiría una larga relación con el continente que daría pie a obras fundamentales del reporterismo del siglo XX como Ébano, Un día más con vida o El Emperador. Pero la vinculación de Kapuscinski con África había empezado un poco antes, cuando entre 1959 y 1961 estuvo primero en Ghana y después en el Congo, que vivían la efervescencia de sus procesos de independencia. De regreso en Polonia, empezó a escribir sendos libros sobre los respectivos líderes nacionales, Kwame Nkrumah y Patrice Lumumba. Pero el encargo de volver al continente para cubrir esa corresponsalía dejó el proyecto a medias, y sus editores reunieron el material ya publicado en la prensa sobre los dos carismáticos políticos en el volumen que ahora tiene el lector en sus manos. En estos textos tempranos se muestra ya todo el músculo del gran periodista polaco, su capacidad de convertir la crónica en una pieza literaria y al mismo tiempo en un ensayo de calado histórico. Hay en este libro retratos afilados y memorables, empezando por el del tío Wally, el colono empapado en alcohol a quien conoce en el Hotel Metropole. Pero el protagonismo es sobre todo para Nkrumah y Lumumba.

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